miércoles, 27 de diciembre de 2017

Entrevista 20 Aniversario

- Hola Pepe, ¿cómo estás?

Hola Mohamed(*), bien, gracias; ¿cómo estás tú?

- Bien. Se cumplen 20 años de la publicación de tu libro y creo que es buen momento para rendirle un pequeño homenaje haciendo esta entrevista en la que te preguntaré algunas cosas acerca de lo que, seguro, alguna gente está interesada ¿Qué te parece?

Me parece muy bien. Adelante.

- Pues empecemos. La primera pregunta es ¿cómo surgió tu libro, la "Guía rápida, bla, blá, blá... de arquitectura de la Alpujarra".

Ja, ja. Ya sé que el título es un poco largo, pero quería que describiera su contenido: “fácil, rápida y entretenida”. En sí, no deja de ser una contradicción poner un título largo a un libro corto y elaborado de manera rápida.

- ¿De manera rápida?

Bueno, sí y no. Lo redacté durante agosto del 97. Ya tenía algún material guardado de mis innumerables viajes por la comarca. Me refiero a dibujos que había realizado, fotos, apuntes propios e incluso recortes de periódicos y revistas sobre el tema, así que sólo fue cuestión de decidirme y ponerme a montarlo de una vez. Echaba en falta un volumen monográfico, y siendo yo mismo de la zona y habiendo estudiado arquitectura técnica, ¿qué más necesitaba? Cuando me lo planteé fue cuestión de un mes poniendo en orden el material del que disponía y la búsqueda de otro nuevo conforme iba armando el puzle, escribiendo el guión, haciendo los dibujos, incluso traduciendo del francés los escritos de Jean-Cristian Spahnis... Luego encontré su libro publicado en español (un poco tarde). Total, que todo fluyó rápido y de forma muy amena. Sorprendentemente, me llevó mucho más tiempo la espera del trabajo de impresión, (varios meses). 

- Lo imprimiste en la imprenta Gallego de Órgiva, ¿no?

- Sí. Muy profesionales, muy queridos, siempre sacando tiempo para atenderte a pesar de estar muy ocupados. Por cierto, aprovecho para darles las gracias aquí públicamente a Manolo y Antonio Gallego. Siempre me han tratado muy bien cuando los he necesitado. Ellos, con su trabajo, han hecho mucho por la cultura de la Alpujarra. Les mando un abrazo. Y por supuesto, no puedo olvidarme de Agustín Martín Zaragoza, que ya se fue, quien me inculcó el amor por los libros. Me acuerdo mucho de él. Ahí va mi homenaje. Afortunadamente, ahora mismo no falta gente empujando el carro.

- Volviendo al libro, entonces ellos, me refiero a los hermanos Gallego, te lo vendieron...

- En parte sí, pero la mayoría de los ejemplares los distribuí yo mismo por los comercios, yendo de tienda en tienda y de mano en mano. Otros tantos me los pidieron poniéndose en contacto conmigo. De esta manera, la primera auto-edición fue fácil de sacar porque, al ser una novedad, la gente me los aceptaba. Los agoté rápidamente y tuve que sacar una segunda edición, creo que dos años más tarde, pero esta vez el libro había perdido tirón. La tercera edición fue la última, en el año 2010 creo, y tan solo saqué 100 ejemplares. La Alpujarra es una comarca pequeña y resulta difícil introducir 1.000 libros entre una población de 25.000 habitantes; me refiero sólo a la parte de Granada, porque el libro está centrado mayoritariamente en esta provincia. Apenas puse pie en Almería porque me quedaba lejos.

- ¡Vaya! En proporción es un libro muy vendido. Si hubiera sido para toda España, hubieras vendido más de 1,5 millones de ejemplares. Ahora serías rico y famoso. Has mencionado auto-edición. Entonces ¿resultó rentable?

- Eres un cachondo. Al final quedé lo comido por lo servido. Lo tuve que auto-financiar con mi dinero y fueron muchos gastos. Además, terminas regalando muchos ejemplares. Quien haya publicado un libro de tirada corta sabe de qué hablo.

- O sea, que no es por dinero por lo que lo publicaste.

- Para nada. Pero tiene otras recompensas, te puedes imaginar. En mi caso, siento que es casi como tener un hijo del que te sientes orgulloso.

- Sé que no vives en la Alpujarra desde hace años y mucho menos desarrollas tu profesión en ella, ¿es cierto? Entonces, de forma osada te voy a preguntar ¿qué base tienes para opinar acerca de cómo está la arquitectura de la Alpujarra en este momento?

- Mi base para opinar es que me asiste el derecho de nacimiento que p'a eso soy alpujarreño, aunque nadie es profeta en su tierra, jaja. , es cierto. No vivo ni trabajo en ella, pero la sigo visitando regularmente. No he perdido el contacto del todo. Desde luego, es una pena en muchos aspectos, sobre todo si estás enamorado de tu tierra como me ocurre a mí; pero desde otro punto de vista, tiene la ventaja de que cuando te ausentas y luego vuelves cada cierto tiempo, vas obteniendo flashes y una visión de evolución de las cosas que la gente que permanece en el lugar no alcanza a percibir.

- Sí. Sé a qué te refieres. Es como cuando te miras en el espejo cada mañana y no ves diferencias, hasta que echas mano de tus fotos.

-¿Qué tu te miras en el espejo? Jaja. Me parece que hace mucho que no te peinas (Esto no lo pongas en la entrevista)

- (No, tranquilo. La confianza da asco...) Y dime ¿Qué has visto tú en esa "evolución"?

-
Bueno... las apreciaciones son siempre subjetivas y se ven del color del cristal a través del cual miras. Hablo de la percepción y de su dualidad, así que tanta naturaleza y contraste, o bien te engullen y terminan embruteciéndote, ó bien volviéndote más sensitivo. La Alpujarra traspira agresividad y salvajismo por un lado, pero por otro también traspira espiritualidad. Si eres un poco sensible, es difícil no contagiarte y no volverte un poco cabra loca o un poco filósofo de la vida.

-¿O un lama?

-
Sí, eso, o un lama. Así que a tu pregunta acerca de cómo ha evolucionado la arquitectura en la zona, encuentro dos respuestas, como en los chistes: una mejor y otra peor. ¿Cuál quieres oír primero?

- Me da igual. La que tu quieras.

-Pues... empecemos por la buena: La Alpujarra no se ha movido. Sigue en su sitio. En arquitectura, al menos la de esta comarca, la mitad del valor lo confiere el paisaje. Quiero decir que si pones una casa típica alpujarreña en una extensión sin montañas, sin barrancos, sin vegetación mediterránea... ya no es lo mismo, aunque la construyas igual. En cierto modo, el entorno condiciona y es una garantía para la supervivencia de su estilo. Aún así es solo el 50%. La acción del hombre puede inclinar la balanza.

- Evidentemente. ¿Y la evolución, en el aspecto menos bueno?

- Que no se puede hablar solamente de arquitectura como algo aislado sin relacionarla con la economía, la tecnología en segundo lugar, la sociedad y sus costumbres, la cultura y las modas en tercer lugar porque vienen impuestas por las dos primeras, y así sucesivamente. Todo eso junto es el otro 50%. Así que lo que no ha evolucionado tan bien (desde mi punto de vista) es la parte humana.

- De esa parte humana, ¿cuánto ha influido la crisis económica?

-No te puedo dar un porcentaje. La crisis es una anécdota. La arquitectura de la Alpujarra nació siendo una arquitectura sobria y funcional, y la economía, tanto si funciona muy mal como si funciona muy bien (sobre todo muy bien), potencia alteraciones en extremo. La economía es un potenciador y no tienes más que darte una vuelta por ciertos pueblos para ver los efectos de la última especulación. Pero yo recalcaría también la influencia de la tecnología y las nuevas costumbres sociales que han irrumpido bruscamente en las últimas décadas alterando significativamente la evolución que durante siglos había sido suave y progresiva. Por supuesto no me olvido de la masificación del turismo. Ahora, por ejemplo, las jarapas, la cerámica y otros cachibaches en las fachadas de las tiendas sustituyen a la otrora función ornamental de las macetas, y sentarse en las terrazas de los bares a cualquier hora sustituye la vieja costumbre de sentarse en las azoteas por las tardes. Y no hablemos de la presencia de los automóviles.

- Y en todo esto ¿cómo ves el papel de la Administración?

- Esa es otra dentro del paquete 50% del factor humano, porque antes su papel era muy discreto o inexistente, pero ahora, con las nuevas tecnologías y la llegada de la Democracia, ha crecido en control y protagonismo regulando todos los ámbitos de la vida en los municipios, desde el urbanismo, la arquitectura, pasando por la misma economía local, las costumbres... hasta la circulación y las comunicaciones. Así que ha tenido oportunidades de actuar en muchas cosas buenas y menos buenas, pero no quiero entrar a juzgar sin más. Por ejemplo, en lo que se refiere solamente a urbanismo y arquitectura, quiero adivinar que en los municipios más importantes se deben haber elaborado y aprobado hace tiempo unas normas y disposiciones subsidiarias de planeamiento. Se nota en el Barranco de Poqueira, por ejemplo, pero no estoy seguro si ha ocurrido en la Tahá, y supongo que aún quedan pueblos pequeños y con menos recursos sin ningún planeamiento municipal. Así que no sé cómo se está actuando porque no tengo establecida mi actividad aquí ni es la especialidad de mi carrera la planificación urbana. Es una disciplina más propia de los Arquitectos, como lo es también proyectar y diseñar.

- Pero supongo que no te importaría dedicarte a eso.

-Sí, ya trabajé como Jefe de Edificios Municipales del Distrito de Retiro en el Ayuntamiento de Madrid durante varios años, y a veces estás muy condicionado por las tendencias políticas, teniendo que abordar muchas y diversas labores para las que, en principio, no estás preparado, o no estás de acuerdo o no te agradan, pero las haces porque eres un subordinado y aprendes ganando experiencia de paso. Otras labores más cotidianas pueden tener que ver con asegurarse de que las obras en los edificios se realizan con proyecto arquitectónico cumpliendo los requisitos que exige la normativa local, pero ya digo que ahora no es el caso. Como no ocupo ninguna responsabilidad técnico-administrativa en la Alpujarra no puedo entrar a evaluar a ese nivel, pero sí que me permito opinar con libertad si una construcción me agrada o no me agrada.

- ¿Y qué te parece, hasta dónde es de tu agrado, lo que has visto?

Sin mencionar dónde, he visto edificaciones recientes de muy mal gusto, presumiblemente con proyecto arquitectónico pero que se nota buscan rentabilizar el último euro. También las he visto muy cuidadas en su diseño, pero igualmente chirrían, porque están tan recargadas que se ven artificiales. En más de algún lugar me he sentido paseando por un parque temático más que por un genuino pueblo alpujarreño. En todos los casos falta la espontaneidad constructiva del dueño haciendo su casa con sus propias manos. La arquitectura alpujarreña no siempre tiene que obedecer a otra intención que la de procurarse un lugar funcional y humilde para vivir, pero nos hemos acostumbrado a complicarlo todo (y los llamamos progreso), bien en términos de dinero o de normativa, y ambas cosas matan esa simplicidad, uno de los primigenios distintivos de nuestra arquitectura. No puedo criticar a nadie porque estoy hablando de ese 50% de factor humano que parece que se nos escapa de las manos. Hay que asumir de una vez que han pasado los tiempos de aquella antigua manera de construir. Lo que más me pica es que yo no sé si podría hacerlo mejor.

- Pues ahora que lo dices y para ir terminando, si tuvieras la oportunidad, ¿qué proyecto acometerías en la Alpujarra?

-Buena pregunta. Hace tiempo que le vengo dando vueltas a la idea de una aldea medieval. Imagina recuperar una cortijada o un pueblo abandonado reproduciendo el medio de vida rural tal como era en los siglos XV y XVI, repoblado por actores-trabajadores y todos sus oficios artesanales tal como se desarrollaban por entonces. Una aldea auto-sostenible... no voy a contar más.

- ¿Cómo se cóme lo de "autosostenible"? Mucha gente que ha emigrado al campo se queja de que, hoy por hoy, es imposible alcanzar la autosufiencia.

-Eso es porque está mal planteada. Antiguamente mucha gente vivía de manera autosostenible y hoy se puede lograr igualmente, pero tienes que renunciar a cosas que no se sostienen solas. Me refiero a querer vivir con todas las comodidades y ventajas de la ciudad en el medio rural y eso es imposible sin hacer un sacrificio.No puedes ser autosuficiente si no renuncias a ciertas comodidades o adelantos.

- Por ejemplo...

- Por ejemplo... un beduino no puede pretender bañarse todos los días en el desierto. Tiene que hacer vida de beduino.

- Entiendo. Suponiendo que se pudiera conseguir; para realizar ese proyecto, hace falta mucho dinero, ¿no?

-No te creas, no hace falta tanto. El principal problema vendría por las trabas administrativas. Hoy en día, la Ley te pide que cumplas multitud de ordenanzas sin las que no obtendrías los permisos oportunos. Imagina una inspección de trabajo cerrándole el chiringuito al beduino porque no cumple las condiciones sanitarias. Pero todo se arregla con imaginación. En la Alpujarra, la falta de recursos se arregla con imaginación.

- ¡Ah, ¿sí? ¿Y cómo resolverías la parte administrativa? (en esta parte a Pepe se le abre una amplia sonrisa, de oreja a oreja y se empieza a descojonar).

- Jajaja. Volviéndose uno mismo la propia Administración. Siguiendo la moda, proclamaría la independencia absoluta del municipio donde se estableciera el proyecto, un pequeño reino de taifa, una tahá independiente. A partir de ahí, eres dueño y señor y puedes hacer lo que te dé en gana. No tienes que depender de nadie. Podrías acuñar tu propia moneda que bien hará falta con la próxima desaparición del dinero, emitir sellos conmemorativos, emitir deuda... Desde luego no tienes que poner fronteras ni hacer la guerra contra nadie. Muchas otras cosas seguirían igual; por ejemplo, quien hubiese estado cotizando a la Seguridad Social, podría seguir haciéndolo al Reino de España para “cobrar en el futuro”, jaja. El municipio se haría famoso en el mundo entero, saldrías en todos los medios y lo invadiría un aluvión de curiosos que dejarían multitud de divisas. La economía florecería de nuevo.

- Por supuesto, estás de broma o... ¿es que te has fumado un porro?

-Jajaja. Lo primero; no quiero cometer el delito de rebelión. Estoy a favor de la unión y no de la desunión. Me gusta el humor y por eso escribí un libro que se titula "La Alpujarra: ¿Estado Independiente?", sin pretensiones y solo como divertimento, aunque tiene un importante mensaje, pero tienes que leerlo al completo, llegar hasta el final. Lo puedes encontrar en internet.

- La última pregunta: ¿Volverías a la Alpujarra? Quiero decir, de manera permanente.

-Por supuesto, si me necesitaran o me llamaran de allá para...jaja, algo serio. Estoy dispuesto a mudarme y establecerme de nuevo, con ciertas condiciones.

- ¿Quizás te podrías presentar como alcalde?

-¡Dios me libre! Antes me hago monaguillo. La entrevista se ha roto, me ha dado la risa, jaja. ¿Podemos terminarla ya? Porque hablar de la Alpujarra ha hecho que me apetezca comerme una migas. ¿Quieres?

- Con pimientos, aceitunitas, cebolla asá, pescaito frito o bacalao, melón...

-... morcilla y vino de la Contraviesa...

- No, eso no. El problema contigo es que uno no sabe cuándo estás hablando en serio o en broma.

-¿Tú que piensas?

- Que la morcilla y el vino son sólo para ti. ¡Que te den morcilla!

-Eso mismo pienso yo. ¡Que me den morcilla!

* * *

(*) NOTA: Esta entrevista es totalmente ficticia y las opiniones expresadas sobre arquitectura coinciden con el sentir del autor, aunque los chistes son solo chistes y no pretenden despreciar ninguna creencia en particular. Mohamed, el entrevistador, es un personaje igualmente ficticio, una creación literaria, un fantasma de un antiguo guerrero Monfí que el autor de este blog, Pepe López, conoció mientras meditaba en uno de sus innumerables subidas a la Alpujarra. A partir del primer encuentro, se estableció una buena amistad entre ambos y los encuentros se hacen cada vez más regulares. En cada uno de ellos, ambos dialogan acerca de temas trascendentales sobre la vida, conversaciones que son recogidas a modo de libros, entre ellos “La Alpujarra: ¿Estado Independiente?", que cuenta cómo se conocen por primera vez; “Diálogos con Mohamed: La Búsqueda”; “El Evangelio según San Pepe (Diálogos con Mohamed II)” y "El Barranco del Tesoro de En Medio". Algunos de estos libros se encuentran publicados en internet.